Kenneth Goldsmith conversa con su traductor: «Internet es el retrato definitivo de la humanidad».

03.10.2014

Kenneth Goldsmith conversa con su traductor: «Internet es el retrato definitivo de la humanidad».

Publicado en Estado Mental

Kennth Goldsmith ya está en Madrid. Y la revista Estado Mental ha publicado una interesante conversación entre Kenneth Goldsmith y Carlos Bueno Vera. Autor y traductor, cada uno en su respectiva orilla del mundo, aunque este fin de semana ambos se encuentren en la misma, en esta de aquí, pues este sábado día 4 de octubre, Kennth Goldsmith da un recital-performance en el centro cultural Conde Duque, dentro del Festival Poetas por Km2, que empieza hoy viernes.

Kenny, como le gusta que lo llamen, deja caer que tal vez lea en castellano un fragmento de Inquieto, que publicamos a principios de este año. Y ¿por qué?, le hemos preguntado de camino de Barajas a Madrid. "Porque no sé hablar castellano y porque claro, en consecuencia todo el mundo espera que lo haga en inglés". Aviso, pues, para navegantes.

INTERNET ES EL RETRATO DEFINITIVO DE LA HUMANIDAD

Entrevista con Kenneth Goldsmith

Carlos Bueno Vera

Kenneth Goldsmith (1961) es un poeta atípico. No se trata de que sea un poeta que no escriba en verso o que su obra sea tan difícil y oscura que sólo unos pocos eruditos puedan entenderla. Kenneth Goldsmith dice que sus libros no los ha escrito él. O sí, pero no del todo. Él se apropia de textos, dice que los “reubica”, y los firma. En cualquier caso, su peculiar e interesante enfoque le ha llevado a escribir doce libros de poesía (uno de ellos variante o ampliación del anterior) y, más recientemente, un ensayo fundamental para entender su obra, Escritura no-creativa (2011), de próxima aparición en la editorial La Uña Rota, donde recientemente ha publicado Inquieto. Estos días está de visita en Madrid para participar en “2014 Poetas por Km2”, un festival poético que cumple diez años como uno de los más importantes e interesantes del país.

¿Cómo describirías tu obra a alguien que nunca te ha leído?

Mis libros son lo más aburrido que jamás se ha escrito, son tan aburridos que nunca los he leído.

¿Cuándo y por qué empezaste a pensar que la poesía y la literatura necesitaban un nuevo enfoque?

Cuando empecé a leer poesía me di cuenta de lo tediosa que era. Decidí que en vez de intentar que fuera más interesante, podía hacerla más tediosa todavía. Y como conseguí que fuera tan tediosa, se convirtió en algo interesante.

Tu último ensayo es Escritura no-creativa. ¿Podrías explicarnos qué es la “escritura no-creativa”? También has reunido las entrevistas de Warhol (Entrevistas, Blackie books, 2010), ¿no crees que la obra artística de Warhol se relaciona teóricamente con tu propia obra escrita?

La escritura no-creativa responde a la necesidad de “reubicar” textos que ya han sido escritos. No hay ninguna necesidad de escribir nuevos textos cuando hay tantos tan buenos que no han sido leídos. La escritura está cincuenta años por detrás de la pintura. Sólo estamos llegando a lo que en las artes visuales se hizo a mediados del siglo pasado. Nuestro trabajo ha sido seleccionado en nuestro propio beneficio.

Pero considero que en tu obra podemos encontrar algo más que tan sólo textos “reubicados”. En realidad, podemos encontrar en casi cada libro que has escrito desdeInquieto hasta Siete muertes y desastres norteamericanos (2013) un interés en la transcripción del habla —de hecho, creo que sólo dos de los doce libros que has escrito,Día (2003) y Citas de cabecera (2002), no se relacionan directamente con la expresión hablada—. ¿No crees que sería más apropiado denominarlos textos “no-escritos” o “por escribir” que textos “reubicados”, aunque no dejaran de ser “no-creativos”?  Y, por otro lado, ¿qué te impulsó a centrarte tanto en cuestiones de oralidad y producción oral?

¿Qué es un texto “no-escrito”? El mundo entero es un texto por escribir. Un texto no-escrito es la obra más grande de la literatura potencial. La idea de texto no-escrito proviene de Joe Gould, un outsider que vivió en Greenwich Village en los años 40 y que afirmaba haber escrito un libro de “aproximadamente nueve millones, doscientas cincuenta y cinco mil palabras o, más o menos, doce veces el tamaño de la Biblia”. Tituló ese libro “Una historia oral” al que a veces añadía “de nuestro tiempo”. Tal y como lo describía él mismo, la Historia Oral consistía en el registro de todo aquello que había escuchado y le había resultado significativo. Ya fuera palabra por palabra o de manera resumida, en él incluía desde una observación oída por casualidad en la calle hasta conversaciones de horas en una sala atestada —además de incluir ensayos que en los que comentaba dicho registro del habla—. La idea del libro —una recopilación de todo texto no-escrito— era tan asombrosa que libros enteros fueron escritos al respecto. ¿Cuál fue la broma? Que nunca existió tal libro. Sólo llegó a hablar de él como si lo hubiera escrito. Para mi próxima acción voy a escribir este libro.

Si tenemos en cuenta tus ideas con respecto a la escritura no-creativa, ¿qué mundo consideras que describes? ¿Sobre qué reflexiona, si es que lo hace de algún modo? ¿Crees que está sujeto exclusivamente a una reflexión sobre literatura y asuntos literarios?

La idea de no escribir nuevos textos y de transcribir o reubicar textos existentes reflexiona sobre el momento digital en el que vivimos y, por tanto, nos habla de las maneras y modos en los que los artefactos culturales son producidos hoy en día. Qué duda cabe de que muchos escritores continúan escribiendo como si Internet no existiera —aunque escriban en ordenadores portátiles con conexión a Internet y hagan uso del e-mail—, su escritura no muestra ninguna huella de esta realidad; no se observa una reflexión sobre el papel de la originalidad, sobre los cambios en la subjetividad debidos a lo digital, sobre los nuevos métodos mediante los cuales los textos pueden ser construidos, etcétera, con lo que, en mi opinión, no merecen ser considerados escritores contemporáneos.  Esto no quiere decir que algo tan antiguo como la pintura al óleo no pueda continuar en la era digital con una significación muy distinta, sino que las obras artísticas deben reconocer este hecho. Debemos admitir que hemos vivido un cambio de paradigma en relación a la producción cultural que se debe al surgimiento de lo digital.

Hay una reflexión sobre la autoría que surge en tus libros a raíz de cómo han sido escritos. Es más, este cuestionamiento de la autoría tiende a relacionarse, en tu trabajo, con lo que se escoge para que sea transcrito, con lo que será tu enfoque para un texto en particular. Por poner un ejemplo, en Siete muertes y desastres norteamericanos, escoges transcribir algunas muertes (ya sea la de John F. Kennedy o la de Michael Jackson) en favor de cualquier otra que podrías haber elegido entre las retransmitidas por lo medios durante los siglos XX y XXI. Por tanto, hay una reflexión sobre lo relevante, incluso sobre la historia, que se podría señalar en este sentido: ¿por qué transcribir algo (esta muerte en particular) en vez de cualquier otra cosa? ¿No habría en este sentido una especie de collage puntual, de piezas separadas que se juntan, para dar una nueva perspectiva del todo? ¿No sería esto “creativo”?

Lo que transcribo expresa mi singularidad y mi subjetividad. Una confusión habitual con respecto a este tipo de escritura es que no existe la expresión del autor. Es imposible no expresarse, con lo que la idea radica en que ahora nos expresamos de manera distinta, y nos preguntamos cuestiones sobre nuestra producción que, francamente, hace tan sólo veinte años habrían parecido absurdas. La idea de ensamblaje era una estrategia analógica, en la que uno hacía uso de su oficio y su habilidad, ya que para montar un número de partes cualesquiera en un todo convincente era necesaria una cantidad tremenda de habilidad. Piénsese en ese modelo en relación a Picasso. La era digital se expresa mejor mediante el readymade de Duchamp, que requiere otro tipo de habilidad que nada tiene que ver con el oficio, sino con el pensamiento.

Desde hace algún tiempo, señalas la importancia del papel que desempeña Internet en las artes y en cómo es inevitable para un artista contemporáneo atender a este papel. Pero, ¿qué es Internet en tu opinión? Una de tus acciones de mayor importancia es UbuWeb (un archivo de arte de vanguardia) y una de tus últimas es “Printing out Internet” (“Imprimir Internet”). Ambas revelan una tensión entre el medio en papel y el digital, una tensión que “Imprimir Internet” subraya especialmente cuando se realizaron las lecturas públicas del material impreso. En parte, lo que señalaste en “Imprimir Internet”, más allá de la imposibilidad de imprimir todo Internet, era que Internet no está lejos de nuestra concepción de libro y que ha sido construido, de algún modo, como un libro (un libro enorme, inconmensurable e inconcebible, pero un libro en cualquier caso). Por lo tanto, ¿cuál crees que es el cambio que de hecho propone Internet a la literatura?

Internet es la materialización de la idea duchampiana de “inframince” (“infraleve”), un estado entre estados que deja una huella deleble de su existencia. Duchamp da algunos ejemplos, como el del calor que queda en una silla después de que alguien se levante de ella, o el sonido sibilante que las costuras de los pantalones hacen cuando una pierna roza con la otra al andar. La red es ubicua e invisible al mismo tiempo; está en todos lados y en ninguno. Es una voluta de humo, una huella meramente, que dirige nuestras vidas. Debido a su tamaño y a que consta únicamente de lenguaje —normalmente bajo la forma de un código alfanumérico— podríamos redefinir la red como un gigantesco readymade duchampiano, y reclamarla como una obra literaria, como el poema épico, la novela y el libro de memorias más grandes jamás escritos, el retrato definitivo de la humanidad hasta la fecha.

Es cierto que una de las cosas más interesantes que señalas en Escritura no-creativa es que el lenguaje se puede encontrar por doquier en Internet: sin ir más lejos, las imágenes en Internet están sujetas a un código, con lo que el lenguaje está siempre ahí. ¿Cuál crees que es el futuro de la “escritura no-creativa”? ¿Piensas que se encuentra necesariamente unida a lo digital o a Internet? 

Una vez nos percatamos de que ninguno de nuestros pensamientos o sentimientos nos pertenecen –que todos son compartidos, prestados, “reubicados”–, podemos sobreponernos a la necesidad de ser completamente originales y, en vez de ello, celebrar la naturaleza compartida de nuestras fuentes, a la vez “naturales” y artificiales. Nuestra inteligencia humana es completamente artificial y se da la posibilidad de ser sincero e inauténtico al mismo tiempo, ya que la autenticidad no es más que otra forma de artificio.

Concluyamos nuestra entrevista recordando que estás de visita en Madrid para participar en “2014 Poetas por Km2”, un festival poético cada vez más importante en España. ¿Hay algún poeta en particular al que desees escuchar? ¿Sorprenderás al público con alguna acción especial para tu intervención?

Sólo puedo asistir al festival si llevo conmigo a mi hijo de nueve años quien, como es natural, por tener sólo nueve años, tiene muy poca paciencia con respecto a la poesía. Por lo tanto, mi asistencia al festival será esporádica. Pero iremos a alguna corrida de toros y estaremos haciendo, sobre todo, turismo.

 

El festival poético “2014 Poetas por Km2” comienza hoy y termina este domingo en Conde Duque, Madrid.

Kenneth Goldsmith actúa este sábado 4 de octubre a las 19 horas en el teatro de Conde Duque. Entrada gratuita.

Carlos Bueno Vera (Madrid, 1984) es poeta y traductor, licenciado en Filología Inglesa por la Universidad Autónoma de Madrid y coeditor de la revista Despalabro, dedicada a la Filosofía y a las Letras. Ha recibido el IX Premio de Poesía Joven "Félix Grande", por Lo lavado y lo barrido (Colección Literaria Universidad Popular, 2013) y ha traducido Inquieto, de Kenneth Goldsmith (Ed. La Uña Rota, 2014). En enero de 2015 aparecerá su segundo libro de poesía, Panorama (Ed. Ártese quien pueda).