"Uñas rotas muy afiladas", por Marcos Ordóñez (El País)

13.02.2019

"Uñas rotas muy afiladas", por Marcos Ordóñez (El País)

Publicado en EL PAÍS

 

Uñas rotas muy afiladas

 

Mi libro teatral favorito de 2018 se llama 'Abducciones' y es una antología de textos irónicos, mutantes y feroces de Pablo Remón

 

Ordenando libros antiguos abro una caja y casi se me saltan las lágrimas: encuentro una docena de ejemplares de la realmente mítica colección de teatro de Cuadernos para el Diálogo, de Pedro Altares, que dirigían y traducían Álvaro del Amo, María Luisa Balseiro y Miguel Bilbatúa, sobre la que los chavales como yo, locos por la escena, nos abalanzábamos en los primeros setenta, y con razón, porque allí podíamos descubrir nada menos que a Pinter, a Stoppard, a Brendan Behan, a Beckett, a Strindberg, a Sean O’Casey, a Brecht, o al novísimo Arthur Kopit. Me fascinaban también las ediciones argentinas de Losada, donde encontré a Tennessee Williams, o las barcelonesas de Aymá, que publicaba textos “difíciles”, como Retorno al hogar, de Pinter, que montó Luis Escobar, o el Marat-Sade de Weiss, que estrenó (y protagonizó) Marsillach, pero en lo alto del podio figuraban los libros de Cuadernos, del mismo modo que si tuviera que elegir entre lo mucho y bueno que se está publicando hoy en ese negociado, diría que mi editorial de cabecera es segoviana y se llama La Uña Rota.

 

El autor y director teatral Pablo Remón.

El autor y director teatral Pablo Remón.


 
 
 
 

Mi libro teatral favorito de 2018 lo publicaron ellos, se llama Abducciones y es una antología de textos irónicos, mutantes y feroces de Pablo Remón: La abducción de Luis Guzmán, 40 años de paz, Barbados, etcétera, El tratamiento, Los mariachis (que estaba a punto de estrenarse cuando salió el libro) y varias piezas breves, bajo el título de Planetas huérfanos. Y del mismo sello tengo, encima de la mesa, el primer volumen de Teatro Unido, brillante, casi militante título, que reúne las piezas escritas por José Sanchis Sinisterra entre 1980 y 1996, o sea, desde Ñaque o de piojos y actores hasta El lector por horas.

Rejuvenece tener estos libros entre las manos y ante los ojos. Buenas, cuidadas ediciones, al servicio de un teatro apasionado. Teatro para apoyar y descubrir; teatro para compilar. Es fundamental (lo he escrito aquí y volveré a repetirlo) lo que La Uña Rota ha hecho con los textos de Juan Mayorga: en su catálogo puede encontrarse el tomazo (por valía y por extensión: casi 800 páginas) Teatro 1989-2014, con veinte obras dramáticas, complementadas por funciones “en solitario” como Famélica, El cartógrafo o El mago. Y no se pierdan Elipses, su colección de ensayos y artículos compuestos entre 1990 y 2016.

Los aficionados tampoco han dejado escapar las antologías de Rodrigo García (bajo los títulos de Cenizas escogidas y Barullo), Pablo Gisbert (Mierda bonita), o las obras de Angélica Liddell. Como veo que también están “abiertos al extranjero” (desde Brecht a Pascal Rambert), me gustaría que los segovianos nos ofrecieran, por ejemplo, una antología de David Mamet. O de Tony Kushner. O abrieran sus puertas al teatro sudamericano, con Javier Daulte y Rafael Spregelburd, por ejemplo, a la cabeza. Y quiero celebrar, igualmente, el excelente trabajo en catalán de Arola Editors, de quien destaco, entre muchas ediciones admirables, otro “libro encima de la mesa”: las obras completas de Sarah Kane, publicadas el año pasado con versiones a cargo de Albert Arribas, Jordi Prat i Coll y Ernest Riera.

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Foto portada: instalación dentro de la exposición Empresas que sueñan: ejemplos de pasión (noviembre 2018-febrero 2019) el Palacio de Quintanar de Segovia.