Por Diego Medrano | 2 de mayo de 2015
Las epifanías y los infiernos cotidianos, las tragedias de la carne, la noción urgente de lo sagrado, la enfermedad como linterna lúcida, una pasión en la que se alían las pulsiones masoquistas y la embriaguez sonámbula del amor, donde laten el co
El hombre que fue Jueves